Al sur de la Bahía de Cádiz existen diversas localidades gaditanas vinculadas a la actividad pesquera y a las almadrabas. Su estrategia defensiva frente a posibles agresiones externas se basaba en un sistema de pequeñas torres de observación situadas en puntos estratégicos de la costa, que entrelazaban su dominio visual y se comunicaban entre sí mediante señales de humo y fuego.