El Palacio de los Infantes de Orleáns y Borbón fue construido entre los años 1860 y 1870 por los Duques de Montpensier, Antonio Mª. de Orleáns y Maria Luisa Fernanda de Borbón, hermana menor de la reina Isabel II, como residencia de verano, pudiéndose considerar como una pretensión del Duque, que siempre se sintió atraido por los estilos orientales (arabes y egipcios, amén del estilo chinoise, tan en boga en la Francia de la época) que había conocido en sus viajes por el Mediterráneo, con visitas a Egipto y Turquía, así como en Granada
La primera vez que los Montpensier visitan Sanlúcar de Barrameda es el mes de noviembre del año 1848, pasando en la localidad los veranos de los años siguientes, 1849 y 1850, hospedándose en la finca El Picacho que era propiedad de María Josefa de Saravia, viuda de Cortes; más tarde vivirán en la Grande, en la calle Ganado, hasta que termina la construcción de su residencia definitiva.
Para la construcción del Palacio, el infante-duque se sirvió de la estructura de varios edificios que se encontraban entre la cuesta de Belén, la calle Caballeros, la calle Almonte y la calle Baños, tales como la antigua Casa de los Páez de la Cadena, el Seminario Conciliar, la Casa Hospicio de la Madre Ignacia, la casa y bodegas de Francisco de Paula Rodríguez, la Casa de los Merinos, la Huerta y parte del antiguo Convento de la Merced y la Casa de los Nueros.
Para abastecer de agua los jardines del Palacio, los duques compran el año 1852 la finca el Botánico a Concepción Rosales.
Los estilos que se destacan en esta construcción son el historicista y ecléctico, utilizándose para las fachadas el estilo neomudéjar y el clasicismo italiano, evidente en la loggia interior del Palacio. Las salas interiores se encuentran decoradas con estilos historicistas, entre los que se encuentran modelos como el Inglés, el Rococó, el Egipcio o el Chinesco.
El año 1866 ya se encuentra totalmente terminada la parte del Palacio de Orleans-Borbón, que daba a la Calle Caballeros, así como también la galería porticada italianizante del jardín, obra que es atribuida al arquitecto Balbino Marrón; en 1876 el arquitecto sevillano Juan Talavera de la Vega comienza la construcción del cierre que asoma a la cuesta de Belén y parte de la Calle Caballeros, lugar por donde se encuentra la entrada principal al Palacio, quedando definitivamente terminada este año la construcción del Palacio de Orleáns y Borbón.
El Palacio estuvo habitado hasta el año 1955, en que el infante D. Alfonso de Orleáns y Borbón se trasladó al Botánico; finalmente, y tras diversas vicisitudes, el 30 de noviembre de 1.980 fue adquirido por el Ayuntamiento, convirtiéndose en la sede del Ayuntamiento de la ciudad tras un pertinente (aunque incompleto) proceso de restauración.
Los Jardines del Palacio Municipal
Los jardines del Palacio de Orleans se componen de amplias zonas ajardinadas que complementan el Palacio de verano construido, como sabemos, en el siglo XIX por los duques de Montpensier. Este jardín fue diseñado por el jardinero francés Lecolant, que también estuvo trabajando para Antonio de Orleáns en el jardín de su Palacio sevillano de San Telmo. Se trataría originalmente de un jardín de estilo inglés que parece buscar efectos de la naturaleza cuando se encuentra en estado silvestre, combinándose diferentes especies de árboles y plantas. Para contar con agua para el riego de tan extenso jardín se canalizaron las aguas desde la finca del Botánico que los Infantes adquirieron para ello. La parte trasera del jardín va descendiendo desde el Barrio Alto al Barrio Bajo por caminos que originalmente unían las partes superiores con las inferiores del mismo, convirtiéndose en un nexo de unión entre ambas zonas de la ciudad.
El jardín contiene una gran variedad de plantas, aunque al principio contaba muchas mas que se habrían ido perdiendo por el tiempo de abandono que tuvo en los años sesenta y setenta del siglo pasado, contando originalmente con gran número de especies, desde la colonia de dragos, a los laureles de indias, los preciosos árboles del amor, cipreses, naranjos chinos, falsos pimenteros, ficus, laurel, diversas clases de palmeras y pinos, entre otros, además de las plantas y flores, estando en estos momentos en bastante buen estado de conservación y siendo visitado por muchísimas personas.
El escritor Antonio de Latour, secretario del infante-duque, en su obra sobre La Bahía de Cádiz hace la siguiente y tan vívida descripción de los jardines del Palacio de Orleáns: “… se encontró un buen día con un Palacio maravilloso rodeado de pintorescos jardines, donde los árboles habían brotado tan rápidamente como las murallas y por el mismo procedimiento, eligiéndolos ya grandes (...) rodeado de magníficas palmeras, hermosos cipreses y verdes araucarias, todo mezclado con atrevidas terrazas, puentes colgantes, torres y kioscos árabes, murallas almenadas, ruinas y arcadas góticas, que la yedra ha revestido rápidamente con la poesía del tiempo...”
Por su parte, Fernando Gillamas y Galiano lo describe de la siguiente forma: “los jardines ocupan terreno llano y parte en declive, lo que los hace ser muy pintorescos, y están formados a la inglesa, con calles tortuosas y llenas de árboles exóticos, rosales y muchas flores extrañas y de mérito. En ellos hay fuentes con juegos de agua, ruinas, estufas, puentes rústicos y estanques; todo muy bien dispuesto, con suma inteligencia, y produciéndose bellos puntos de vista”.