Ermita de Ntra. Señora de Palomares, es el templo donde reside la patrona de Trebujena. Su planta es rectangular, de una sola nave, en cuya cabecera se halla el altar mayor, cubierto por una cúpula sobre pechinas y resguardando el camarín de la Virgen un magnífico retablo churrigueresco.
El techo de la nave tiene forma de cubeta invertida, de claras influencias mudéjares, con ocho pares de vigas que las unen por su base, siendo la central pintada con una paloma, motivo que artístico que revela el nombre de la Ermita.
Sobresale en el exterior la espadaña del campanario de dos vanos y la puerta, muy parecida, aunque menos monumental, a la del Perdón de la iglesia parroquial, de medio punto, con columnas adosados y frontón partido. En las paredes laterales destacan los contrafuertes de sostén de la cúpula.
Entrando de nuevo en la Ermita nos encontramos de frente con el grandioso retablo. A modo de los Churriguera, está concebido arquitectónicamente, pues los elementos constructivos adquieren un violento resalte, de gran movimiento. Los estípites, las guirnaldas y formas vegetales cubren todo el marco, abriendo sólo el arco principal, que da paso al camarín, y tres hornacinas, dos laterales y una en el centro de la parte superior, que amparan a tres imágenes talladas de la misma madera rojiza.
La imagen de la Patrona es un maniquí para vestir, siendo talladas las manos y cara, aunque pudiera tratarse de una escultura sedente a la que la gubia ha cortado los brazos y piernas. Fue encontrada según cuenta la leyenda popular por un campesino de Trebujena mientras labraba su tierra con una yunta de bueyes dentro de una cueva en el suelo, en la cual entró una paloma, de ahí el nombre de Ntra. Señora de Palomares; esta aparición fue allá por el año de 1.444, en el pago de El Algarbe.
Hay también un Cristo de la Veracruz, tallado en madera de cedro, al que podemos fechar por su trazado y ejecución en los siglos XV o XVI y un Cristo Yaciente de la cofradía del Santo Entierro.
Otra obra destacada es la imagen de Ntra. Señora de la Soledad de gran fervor popular y que procesiona la noche del Viernes Santo siguiendo a la imagen descrita anteriormente, la del Cristo Yacente.
Las pinturas son obra de las monjas clarisas que fundaron el Monasterio de Ntra. Señora de Palomares en 1.950. El edificio fue construido en 1.757, restaurada en 1.906 y en 1994 se terminó una nueva restauración del exterior, interior y techumbre.