El recinto amurallado de Conil tenía en sus ángulos y esquinas, unos contrafuertes o cubos utilizados para disponer en ellos puntos de vigilancia y de defensa con piezas de artillería. Uno de estos, que incluso ha dado nombre a una calle, se puede contemplar magníficamente restaurado, en el nº 26 de la calle Extramuros.