Recuerda que en el medio natural gran parte de lo que te pueda suceder depende de ti, de tus acciones y decisiones. Aunque en esta guía dispones de algunas rutas de corto recorrido y nivel fácil, son muchas las que tienen un largo recorrido y un mínimo nivel de exigecia y a su vez supone adentrarse en un medio que por circustancias se puede volver muy hostil. Seguir esta serie de consejos te permitirá disfrutar y descubrir lugares increíbles con las mejores condiciones.
Escoge la actividad adecuada a la experiencia del grupo. Calcula el horario previsto e inicia la actividad a una hora prudente, ten en cuenta las distancias y desniveles que hay que superar. Consulta la previsión meteorológica, prepara un plan alternativo por si es necesario acortar la actividad, es aconsejable avisar adónde vas y el horario en el que tienes previsto regresar. Si es necesario, ten en cuenta las alternativas más cortas o darte la vuelta y volver otro día. No te separes de tus compañeros, ni dejes a nadie solo, el ritmo se debe acomodar siempre al del compañero más lento.
Con independencia de la estación del año se suelen dar cambios bruscos de temperatura por lo que lo ideal es vestirse por capas. Usa prendas de vestir lo más cómodas y flexibles posible, ya que, normalmente son recorridos con desniveles y de larga duración.
Para la parte de arriba, lo mejor es una primera capa transpirable (una camiseta de material sintético), una capa térmica en el centro, una capa aislante como la lana para una segunda capa de abrigo (una chaqueta polar) y una tercera capa exterior a prueba de agua y transpirables que te proteja de las condiciones climatológicas (nieve, viento o lluvia) como puede ser una cazadora, cortavientos o chubasquero.Lo ideal es utilizar prendas ligeramente ajustadas, pero que no te hagan perder la movilidad.
Para la parte de abajo puedes ir simplemente con unos pantalones de chándal o mallas con las que te sientas cómodo. Pero ten en cuenta que si el terreno es de arbusto alto es recomendable el uso de pantalones de trekking que te protejan de rozaduras y arañazos (si son desmontables mejor).
Con mucho frío, no está de más usar mallas térmicas y que te puedas poner debajo del pantalón principal si hiciera falta.
Muy importante cuidar los pies en la práctica del senderismo. Hay que evitar heridas y lesiones ya que la actividad que se va a realizar consiste en caminar y debes estar bien protegido.
Las botas de montaña o zapatillas de trekking serán principalmente tu herramienta clave. Debe ser un modelo impermeable, técnico, cómodo y adecuado para el tipo de terreno que se va a practicar. También es muy importante no usarlas por primera vez en ruta y asegurarte de haberlas “domado” antes de empezar a caminar para evitar posibles rozaduras o ampollas.
La suela debe ser lo suficientemente gruesa para pisar en superficies diferentes y a la vez ligera para que no suponga un peso extra o antinatural.
En el caso de las botas tener una buena altura para proteger el tobillo si se va a realizar la actividad por un terreno muy irregular.
No menos importantes son los calcetines. Unos calcetines malos pueden llegar a fastidiar una ruta por muy buenas que sean las botas. Los calcetines de senderismo normalmente están fabricados de diferentes materiales que dan equilibrio, calidez, durabilidad, confort y facilidad de secado rápido. Aunque la mayoría están fabricados de poliéster y nylon, el principal material de fabricación es la lana merina, ya que la lana tradicional puede ser muy irritante e incómoda de llevar.
No es mala idea llevar un par de calcetines de repuesto por si se te mojan o humedecen demasiado.
A la hora de caminar, los bastones de trekking nos ayudan a mejorar la marcha, previenen lesiones de las extremidades inferiores y ejercitan el tren superior.
Son perfectos para la montaña, pesan poco y son baratos. Son ideales para mantener el equilibrio, reducir el peso que soportan nuestras rodillas y caderas durante los descensos, ayudarnos a subir mejor o más rápido, superar obstáculos…
La mochila debe adecuarse al tipo de actividad a la que la vayamos a destinar: no es lo mismo realizar una actividad de montaña en invierno, que una travesía en verano, o en otoño un paseo por el bosque.
Lo más importante para una buena elección es tener en cuenta lo siguiente: la capacidad, la talla de la espalda, el bastidor, el cinturón lumbar, las hombreras y el género al que van destinadas (hombre, mujer o unisex).
A destacar el cinturón lumbar, ya que es la parte fundamental de una mochila al transmitir el 80% del peso a las caderas, liberando la espalda y hombros de la mayor parte de este, y transmitiéndolo directamente a nuestras piernas, que pueden soportar mayor carga que nuestra espalda. Deben ser anchos y cómodos, se deben ajustar en la parte superior de las caderas y adaptarse completamente a nuestro cuerpo.
Es indispensable beber suficiente agua durante una caminata de senderismo, especialmente en los días calurosos, y no bajar la guardia en los días fríos aunque no se tenga sed, siempre se debe beber pequeñas cantidades a lo largo del recorrido.
Hazte con un contenedor que permita beber sin tener que quitarte la mochila. Es bueno llevar, como mínimo, un litro y medio de agua y si las caminatas van a ser muy largas puedes tomar bebidas isotónicas que te hacen recuperar las sales minerales. Una buena hidratación puede prevenir la aparición de los temidos calambres.
No se debe contar con encontrar agua en el camino y si no hay más remedio el agua de los arroyos, lagos y ríos debe tratarse antes de beberla y son necesarios implementos adicionales como tabletas de purificación de agua o filtros de agua.
Si no queremos que la ruta se nos haga mucho más larga y nos evite tener un ritmo constante lo mejor es no estar parando constantemente.
Durante la marcha, es ideal hacer varias ingestas con poca cantidad de alimento. Dependiendo de nuestro ritmo, nivel físico y las características del terreno, habrá que hacer una o varias paradas técnicas. En estas paradas de unos 10 minutos, deberemos aprovechar para beber bastante agua, a ser posible, con sales minerales, y tomar algo de fácil digestión, como cereales, miel, chocolate, galletas, barras energéticas o frutos secos, con la finalidad de que nuestros niveles de glucosa no bajen demasiado.
Una vez llegue el mediodía o terminemos la ruta, sí que es conveniente hacer una comida más copiosa, como un bocadillo, una tortilla o una ensalada de pasta suele ser lo más habitual.
Las zonas de tu cuerpo por donde principalmente el calor se cuela o se escapa son los pies, las manos y la cabeza. Por lo que debemos llevar bien cubiertas estas zonas, así que mejor disponer de unos buenos calcetines y usar gorro o visera para evitar el frío en invierno y el sol en verano. No está de más llevar unos guantes ligeros que teniendo una buena protección te permita el manejo de los bastones y el uso del gps o de cualquier elemento de la mochila.
La protección con cremas solares en la zona de la cara es muy importante, sobre todo en zonas con nieve.
En las subidas dar pasos cortos es una buena estrategia para evitar agotarse sin haber llegado todavía a la cima. Es importante llevar siempre el mismo ritmo, adaptado en todo momento a tu físico y capacidades.
Por otro lado si se modifica ligeramente la posición del pie, se evitará que los músculos se carguen. Siendo esta una técnica muy eficaz para intentar aguantar ritmos más exigentes y, por lo tanto, no necesitar tantas paradas.