Llegando a Ubrique por el sendero de la Calzada Romana que une a este pueblo blanco con Benaocaz, nos da la bienvenida un robusto edificio, austero y sencillo situado junto a las antiguas tenerías donde antaño se curtía la piel. Es el Convento de Capuchinos, del siglo XVII, que guarda entre sus muros parte de la historia de este pueblo marroquinero, leyendas y sentimientos de personajes ilustres ligados a él, como el Beato Diego José de Cádiz o Fray Buenaventura.
A la entrada de éste y dejando atrás la fuente de los Nueve Caños, su palmera señorial da la bienvenida a la exposición que entre las paredes de los antiguos claustros se recoge.
El Convento de Capuchinos por si solo es un importante recurso cultural cuyo valor aumenta gracias al legado que entre sus fuertes muros recoge, convirtiéndose así en la Exposición Permanente "Manos y Magia en la Piel".
"Manos y Magia en la Piel" ha supuesto una alternativa más a la oferta turística que ofrece no sólo Ubrique, sino también la Sierra de Cádiz y la provincia en su conjunto como destino. Insertado en la Ruta de los Miradores, es parada obligada de los guías para interpretar la historia y características del Convento, y ahora, su visita para conocer un poco más de cerca la tradición marroquinera de Ubrique.
Se localiza en la zona del Convento correspondiente a las antiguas celdas de los capuchinos situadas en la planta de arriba y en el claustro del edificio. En éste, se encuentra máquinas tanto modernas como antiguas, imprescindibles en el proceso de fabricación de la piel.
En la planta de arriba, nada más llegar pasamos junto a la celda en la que habitó el Beato Diego José de Cádiz, que nos da la bienvenida a la historia de la piel de Ubrique desde sus inicios encontrándonos los precisos hasta los diseños más actuales.
En ella se le hace un homenaje a todos los trabajadores que forman parte del proceso de fabricación, desde los cortadores, petaqueros, costureras, troqueladores, repujadores,... hasta los de su comercialización, los viajantes. Todo ello se alterna con cuadros también de pintores ubriqueños y fotografías de antiguas fábricas de piel y trabajadores del sector.
En la parte de atrás, un pequeño taller montado tal cual nos lo podríamos encontrar en cualquier boliche. Y como colofón, a medida que nos van interpretando, es inevitable no mirar a través de los pequeños vanos que nos muestran un espectacular paisaje de Ubrique desde el Convento.
Por lo emblemático de su edificio y por las raíces que supone su contenido para todo ubriqueño, es escenario perfecto de otras actividades paralelas a esta exposición. Conferencias, teatros, conciertos de la Escuela Municipal de Música, actuaciones de las escuelas de baile y flamenco de Ubrique, son algunos de los eventos que tienen lugar en el Convento de Capuchinos, dinamizando las actividades culturales no sólo del propio museo sino de la población en general, dando la oportunidad al mismo tiempo de dar a conocer los programas culturales que asociaciones, escuelas y profesionales ubriqueños tienen a lo largo de todo el año.