Nos encontramos ante el templo más antiguo de Ubrique ya que su construcción se inicia a comienzos del siglo XVI. En su origen fue una ermita y posteriormente, con la reforma llevada a cabo en el siglo XVII, desempeñó la función de templo parroquial.
En cuanto a su arquitectura, la Ermita de San Antonio presenta una sola nave cubierta por bóveda de cañón y de media naranja en la cabecera. En su exterior, su coqueta y romántica espadaña ha supuesto un referente estilístico y monumental hasta convertirse con el paso de los años en un emblema y símbolo de Ubrique. Dicha espadaña consta de una amplia base cuadrada en la que aparecen tres vanos de medio punto y dos cuerpos superiores articulados por pilastas, el primero con el reloj y el segundo con el cuerpo de la campana coronado por un frontón curvo.
Su retablo mayor, procedente del Convento de Capuchinos, se encuentra presido por la imagen de San Antonio de Padua, de gran valor artístico y realizada en 1965 por el gran imaginero carmonense Francisco Buiza Fernández, y las imágenes de San Juan Evangelista y del Inmaculado Corazón de María a ambos lados.
En el presbiterio encontramos un pequeño altar donde se venera la imagen de San Nicolás de Bari, de pequeñas dimensiones y que cuenta con una gran devoción entre los feligreses. Situándonos frente al altar mayor, encontramos dos hornacinas a su izquierda y derecha. La hornacina situada en el lado izquierdo se encuentra presidida por la imagen del Stmo. Cristo Yacente, adquirida por D. Antonio Vega Román en 1957 y donada a la Real Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno en 1991, pasando a ser imagen titular de ésta, mientas que en la hornacina del lado derecho se encuentra la imagen de Ntra. Señora de la Medalla Milagrosa.
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