En lo alto de Torre Alháquime, coronando la piña de casas que se arracima en su entorno, subsisten los restos del castillo nazarí que, antaño, sirvió incluso de cementerio.
De dimensiones pequeñas, constituyó sin embargo un importante enclave en la guerra de fronteras que tuvo lugar entre Castilla y el Reino de Granada. Durante la campaña llevada a cabo por el infante don Fernando fue tomado por los olveranos del señor Pedro de Stúñiga en octubre de 1407.
Su guarnición, esta vez cristiana, mantuvo con los necesarios reparos la utilidad del mismo, quedando aún hoy a la vista parte de sus muros y torres.
En el interior del recinto murado se ha habilitado un espacio de ocio y esparcimiento para los torreños: el Parque de las Antiguas Murallas