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TRAMO IV: de la Montera del Torero a Los Barrios
Localidad: Los BarriosDistancia: El tramo supone un paseo de unos 20 km, que podemos recorrer en unas 6 horas, donde la riqueza de paisajes asombrará al visitante, tanto como lo hiciera con los viajeros románticos y otros muchos que eligieron este tortuoso pero hermoso camino para unir en sus miradas África y Europa.
Dificultad: Medio
DESCRIPCIÓN
El tramo cuarto y último del Corredor une las últimas zonas dentro del Parque Natural Los Alcornocales con el entorno del Paraje Natural Marismas del río Palmones, a través de las cañadas reales de San Roque-Medina y Botafuegos al Jaramillo, y el cordel de Algeciras. Iremos dejando atrás los bosques de alcornocal para bajar por los bujeos arcillosos hasta las vegas fluviales del río Palmones, cuyo curso nos llevará hasta el mismo corazón de la Bahía de Algeciras, para encontrarnos frente a Gibraltar, la imponente columna europea de Hércules.
El primer tramo nos lleva desde el entronque de la Cañada Real San Roque-Medina con la vía de servicio de la Ctra. A-381 (antigua carretera 440 Jerez-Los Barrios), junto a la Montera del Torero, y el Descansadero El Jaramillo, junto al Pontón de Caramelo, discurriendo por la propia cañada real, cuyos trabajos de deslinde comenzaron con la República, en 1931, y que fue amojonada, en un tramo de 17 kilómetros, en 1999 por el Ayuntamiento de Los Barrios y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, entrando, de este modo, en el tercer milenio con su recuperación consolidada.
Partimos del entronque antes mencionado. Ya en esta entrada tendremos que hacer el primer alto para maravillarnos con la buena colección de ejemplares de la bella planta carnívora drosófilo o atrapamoscas. A dos pasos, ante nuestra vista, las aguas del Arroyo Chocolatero, nombre bien ganado a la vista de ese color herrumbroso achocolatado por los minerales de hierro que arrastra. Este arroyo recoge las aguas de lajas areniscas que forman la Carrera del Príncipe, uniendo las cuevas del Magro, en la zona alta, con las de Las Bailaoras, ya casi en su encuentro con el arroyo de Valdeinfierno, unos dos kilómetros arroyo abajo. Ambas cavidades presentan pinturas rupestres neolíticas y abundante proliferación de tumbas antropomórficas en su entorno, lo que evidencia el copioso asentamiento humano prehistórico en la zona, que continuó posteriormente con la presencia de corraletas y restos de muros. Pero el Chocolatero tiene un testigo de excepción al otro lado de la carretera: la Montera del Torero. Verdadero monumento natural esculpido a través de milenios por los vientos que rara vez se ausentan de estos rincones. Desde los principios de los tiempos, manadas de herbívoros salvajes, en su estacional peregrinación buscando mejores pastos o refugios; aguardos que nuestros antepasados cazadores les preparaban en busca de su sustento; rebaños de ovejas, vacadas, de mansos o de bravos; trasiegos de arrierías, e, incluso, escaramuzas y movimientos de ejércitos, no han dejado de ser visitantes ocasionales de esta joya del paisaje.
Cruzando el arroyo y siguiendo por el trazado del carril que sirve de cortafuegos, avanzamos hasta darnos de pleno, tras cruzar la carretera, con la Zona Recreativa "Montera del Torero". Se trata de un lugar acogedor donde domina el alcornocal adehesado, que desde hace algunos años se ha convertido en el lugar de peregrinaje de los romeros de Los Barrios, celebrándose bajo las copas de su frondoso arbolado la Romería de San Isidro Labrador, allá por el primer fin de semana de cada mayo. Tras los aproximadamente 400 m de longitud del área recreativa, nos encontramos con una zona de transición entre terrenos arenosos bajo alcornocal y otros más arcillosos de bujeos donde la piedra jabaluna, como la conocen los lugareños, es más caliza y dura.
El paisaje cambia por completo. Ante nosotros, se abren los bujeos que, con la secular mano transformadora del hombre, han ido perdiendo su natural bosque de acebuches, lentiscos y algarrobos para pasar a tierras de cultivo de secano o de pastoreo del ganado. Siempre acompañados por la silueta de las imponentes tajaleras y chorreras de la Sierra del Niño, donde anidan colonias de buitre leonado y alguna pareja de Alimoche. Flanqueados por las cercas que delimitan la cañada, bajamos por la loma del Cortijo de Ahojiz, cruzando el pastizal donde la ganadería retinta arremete con todo lo comestible, que no es poco, pues en estos valiosos ecosistemas podemos encontrar varios centenares de especies vegetales distintas. Pero, amén de los amargos gamones, tampoco los palmitos, los cardos borriqueros, las tagarninas o las esparragueras son palatables, o sea, muy del gusto de las bocas del ganado, aunque sí de la población local, que siempre ha sabido encontrar en éstos últimos una buena ayuda a las maltrechas economías familiares, o unos complementos culinarios cada vez más apreciados.
Queda cortado este bujeo por la Garganta de Ahojiz que, desde las crestas recortadas de la Sierra del Niño, lleva sus aguas al río Palmones, y supone la antesala del cortijo del mismo nombre, que dejamos a la derecha de nuestro camino. Siguiendo la subida de la loma llegamos al punto más alto de este bujeo, el Cerro del Loco, para después bajar hasta el Arroyo de Bacinete, encajonamiento natural que nos recuerda que unos tres kilómetros arroyo arriba se sitúa el Santuario de Bacinete, donde las escenas prehistóricas y las tumbas antropomorfas nos trasladan a tiempos remotos.
Cruzado el arroyo, dejamos la zona de pastizal y nos encontramos ante un bujeo de pie de monte, donde los jerguenales y lentiscales se entremezclan con arbolillos como el acebuche, el agracejo o el majoleto, y con otras menores como el torvisco o el matagallo, dificultando la marcha que nos lleva a encontrarnos de nuevo con el antiguo trazado de la carretera Jerez-Los Barrios. Atravesándola, llegaremos hasta el rincón del Puente de Hierro, punto de encuentro de la mencionada carretera Jerez-Los Barrios, el carril que lleva a Facinas por el valle del Tiradero, y el río Palmones, dándole nombre al lugar el Puente de Hierro, construido a finales del siglo XIX, que queda a nuestra derecha tras haber cruzado el río por la Pasada de las Cañas, justo por el flanco derecho del puente nuevo.
En este punto, nos encontramos en la finca conocida como Soto de Roma, que cruzamos bordeando los bujeos, alejados de las zonas de ribera que se encharcan en época de lluvias, y a salvo del ganado bravo de la finca gracias a las alambradas instaladas a tal efecto.
Más adelante volvemos a cruzar el río Palmones por la Pasá de las Carretas, tras haber abandonado un coqueto y sombreado alcornocal joven, y haber descansado bajo el hermoso e imponente "Fresno de la Cañá". El naranjal y la tierra labrada nos indican que estamos cruzando la Finca de El Jaramillo, como después nos confirmarán las construcciones que, usurpando la vía pecuaria, nos encontramos de pleno junto al camino agrícola que, a partir de aquí, discurre por el trazado de la cañada. En este punto, podemos tomar un refrigerio en la Venta El Frenazo, si caminamos a la derecha unos 400 m; o bien podemos continuar y seguir por el camino agrícola hasta el Descansadero del Jaramillo, a los pies del cortijo del mismo nombre, terreno rico en restos de edificaciones romanas.
Este descansadero es todo un nudo de comunicaciones rurales de la zona. A este punto llegan, o de él parten, la Cañada Real San Roque-Medina, cuya traza nos lleva a la población de Los Barrios en unos 4 km; el cordel del Jaramillo a Tarifa, tramo admirable de la versión interior del Itinerario V de Antonino que comunicaba las ciudades romanas de Carteia y Bolonia, en su discurrir hacia la milenaria Gades; y la Cañada Real Jaramillo a Botafuegos, que entronca este punto con el municipio de Algeciras y las cercanías del Monte de la Torre. En este tramo, muy cercano al río Palmones, nos será fácil ver algún piragüista, así como aves acuáticas como fochas, polluelas o garzas reales entre otras y, en alguna ocasión, nos puede sorprender el chapoteo del agua al tirarse alguna nutria, ante la atenta mirada de las cigüeñas que ocupan todos los postes eléctricos.
Junto al descansadero está el Pontón de Caramelo, doble vado sobre el río Palmones que comunicaba las cortijadas, molinos y campos de labranza de la zona con la población barreña. Desde este punto podemos llegar a Los Barrios, distante unos 4 km, vadeando el río por el pontón y pasando junto al Cortijo El Bálsamo, o bien podemos proseguir con la segunda parte de nuestro recorrido flanqueando el río Palmones y disfrutando de sus hermosos paisajes.
Dejando atrás el descansadero, esta parte del recorrido nos llevará, tras unos 6 km de camino, a pleno centro de la población barreña. Tomamos la Cañada Real Jaramillo a Botafuegos siguiendo el carril agrícola. En el cortijo La Morisca, el río Palmones nos sigue acompañando a la sombra de una buena hilera de grandes eucaliptos, sembrados en sus orillas para reforzarlas, hasta cruzar el arroyo de la Adelfa, que es la antesala de una imagen muy cortijera, como son los toriles del ganado vacuno. La valla de piedra jabaluna nos encamina hacia el Regajo de Aguirre, que trae las aguas de las altas lomas que vamos dejando a nuestra derecha, y da entrada a uno de los más hermosos pasajes del recorrido, ya en el cortijo de El Estudiante. Dos sucesivos bosquetes, el primero dominado por acebuches centenarios, el segundo por grandes fresnos, nos introducen en una fresca galería natural. Estampa y frescura que echaremos de menos pues, tras dejar atrás el arroyo de la Pasada del Cucadero que divide las tierras del cortijo del Estudiante y La Motilla, entraremos en las soleadas tierras de cultivo de éste último, donde el arbolado ha sido sustituido por sembrados. No hay sombra cercana hasta llegar a la altura del cortijo, excepción hecha de la que da el viaducto de la autovía A-381 al cruzar la finca y la propia cañada real, que en su travesía por La Motilla ha quedado reducida a 16 metros de anchura.
Pasada la cortijada y tras volver a discurrir bajo la calzada de la A-381, nos encontramos con la Garganta de Benharás, que vadeamos por la Pasada de la Vieja o del Abad, lugar donde vuelve la cañada real a tener una anchura de setenta y cinco metros, al menos administrativamente, ya que las parcelaciones ilegales han dado lugar a múltiples intrusiones que merman la vía pecuaria. Una gran nave agrícola es la tarjeta de visita de esta situación, la cual da paso al carril agrícola de Benharás, que seguiremos a la izquierda para que nos lleve al descansadero-abrevadero del Puente Grande, junto al río Palmones, omnipresente en nuestro recorrido.
Retomamos el camino, abandonando la Cañada Real del Jaramillo a Botafuegos, que continúa hacia la zona del Monte de la Torre y el vecino municipio de Algeciras, para cruzar el puente y entrar en la población de Los Barrios a través del Cordel a Algeciras. Justo en el Puente Chico, viramos hacia la avenida Carlos Cano, que nos pasea por la fachada de la plaza de toros "La Montera" y por el monumento al Toro Bravo, ya en la avenida Defensor del Pueblo José Chamizo, a la sazón ubicada en el tramo urbano de la cañada real San Roque-Medina. En este eje se sitúa la Oficina Municipal de Turismo, a la vez, Punto de Información del Parque Natural Los Alcornocales, donde podemos encontrar amplia información sobre los valores turísticos del municipio, de Los Alcornocales y del propio Corredor Verde.
Desde aquí realizamos el último esfuerzo de la ruta para recorrer unos 3 km por la acera del antiguo trazado de la carretera 440 Jerez-Los Barrios, que nos conducirán a las cercanías del Paraje Natural Marismas del Río Palmones. Para esto, el camino nos lleva en suave subida hasta el Puerto de Los Albardones que, desde la ubicación privilegiada de su mirador, nos abre un paisaje donde resaltan por méritos propios las vegas del Palmones, la Bahía de Algeciras y, ante todo, el Peñón de Gibraltar.
La bajada nos lleva al Pozo Marín, de reciente restauración, para llegar hasta la Estación férrea de Los Barrios, donde otrora embarcaron tantos y tantos ganados -vacunos, lanares y otros- y que ahora permanece a la espera de mejores momentos, y que nos sirve para finalizar nuestra andadura al situarnos cerca del Paraje Natural Marismas del Río Palmones, y en el centro de la Bahía de Algeciras.