Este manual de instrucciones ha sido elaborado por Guía de Cádiz para que el visitante disfrute plenamente del Carnaval gaditano.
El Carnaval es tan antiguo como la humanidad misma, como algo vivo que sigue latente entre los pueblos que lo utilizan como evasión y divertimento.
Cádiz fue durante el siglo XVII una ciudad creadora de riqueza y de gran pujanza económica que le proporcionó la Casa de la Contratación de Indias a través de la cual llegó, con los doblones dorados, soportes básicos del Imperio, la génesis de nuestro Carnaval.
Nació en los malecones de los muelles al mezclarse los cantos africanos y criollos; habaneras, sambas, rancheras, guajiras y colombianas con el jaleo y las palmas gaditanas.
Los banqueros de Génova y Venecia dieron fondo y forma a nuestro Carnaval con un toque de arte renacentista importado de Italia, haciendo de Venecia y Cádiz las dos ciudades europeas reinas de esta fiesta singular.
El Carnaval de Cádiz tal como lo conocemos hoy comienza a definirse desde finales del siglo XIX. Con la construcción del Gran Teatro Falla se formaliza el Concurso de Agrupaciones
Durante buena parte del siglo XX desde el régimen anterior se le cambió el nombre al de Fiestas Típicas Gaditanas y el mes de febrero por el de mayo. Los textos de las agrupaciones que concursaban en el Gran Teatro Falla pasaban por la Censura y muchos autores eran obligados a cambiarlos.
Es la vuelta de la democracia una etapa decisiva, que supone la recuperación de las fechas tradicionales (vuelta a febrero) y una mayor libertad de expresión inducida por la situación política de entonces (1977).
Con estas dos credenciales comienzan unos carnavales que generan una espontánea savia nueva de autores, músicos, voces, etc., cuya participación es decisiva, aportando:
Callejeras, ilegales, charangas, familiares.... tienen más nombres que un santoral y es, sin duda, a lo que menos se le parece. El Carnaval de Cádiz se vive en sus rincones. Una vez acabado en el Gran Teatro Falla el concurso -que llaman oficial- de las agrupaciones carnavalescas, las que no quieren -o no pueden- ir al mismo, se van a la calle, y ahí cantan sin ningún jurado que les limite el tiempo de un pasodoble, el ritmo de un popurrí o el número de componentes.
Por este motivo, durante los días de Carnaval te puedes encontrar una chirigota de 30, un cuarteto de ocho o un coro de quince personas, con los más disparatados tipos, y -en muchas ocasiones- con los repertorios más hilarantes que puedan escucharse en Cádiz. Es según la mayoría de visitantes y muchos gaditanos, la esencia del Carnaval: lo espontáneo, o lo que parece espontáneo, pero que no deja de tener muchas horas de ensayos. Eso sí, siempre en un buen ambiente, entre risas y coplas. Eso se convierte luego en el punto, el golpe, el detalle que puedes encontrar en cualquier esquina a poco que pasees por los sitios "señalaitos".
En los últimos años han proliferado las callejeras de tal manera que difícil es andar más de cincuenta metros sin toparse con una en las horas de mayor animación por el barrio de la Viña y sus aledaños entre semana y por la Plaza de Abastos y sus alrededores los dos domingos y el lunes de fiesta. Llevando razón o no los que dicen que suponen uno de los mayores atractivos del Carnaval, lo cierto es que "ES MUY RECOMENDABLE NO PERDÉRSELAS".
En el último tercio del siglo XIX, los diferentes ritmos antillanos, la mayoría de clara influencia afrocubana, que sucesivos navegantes introdujeron y que paulatinamente fueron fundiéndose con los compases de las palmas netamente gaditanas, alumbraron esa joya del folklore andaluz, que constituye hoy el tango carnavalesco o lo que viene a ser casi lo mismo "El tanguillo de Cai", cuyo modificador podemos considerar al célebre ANTONIO RODRÍGUEZ, el "Tío de la Tiza".
La aparición del coro "Los Dedócratas", en el año 1977, supuso una revolución en cuanto a participación social, aumentaron de forma considerable las agrupaciones de esta modalidad donde imperan destacados letristas y continuadores de ese emotivo y cadencioso son de nuestra tierra: su majestad el Tango.
Era el término con que genéricamente se conocieron a las primeras agrupaciones que por sus letras y ritmos, preferentemente antillanos, llamaron la atención de propios y extraños desde mediados de siglo pasado en nuestros carnavales
.En las actuales bases para el Concurso Oficial, se las define como agrupaciones compuestas por un mínimo de diez componentes y un máximo de quince, que interpretarán su repertorio a dos cuerdas como mínimo, tenor y segunda, debiendo acompañar sus interpretaciones, de bombo, caja y pitos carnavalescos.
Las comparsas tratan temas más serios o de forma más seria que las chirigotas. Sus componentes tienen grandes y bonitas voces y en sus repertorios tiene mucha importancia la música y la conjunción de armonías entre los distintos tipos de voces.
Esta tradicional modalidad de agrupación, más modesta generalmente en su vestimenta que las comparsas, pero más picaresca en sus letras y músicas, casi siempre de doble sentido, hicieron juego con unos tipos modestos pero realmente caricaturescos, resultando un derroche de imaginación y en ocasiones hasta una "mijita" esperpénticas.
Las chirigotas tienen un claro sentido humorístico, no exento de cierta carga sarcástica y mordaz. Una crítica popular donde se conjuga la gracia, el arte y el ingenio con la "cantidad" de libertad de cada época. En sus albores sólo usaban instrumentos simulados, casi siempre con sonidos onomatopéyicos. Pero a partir de la llamada Murga del siglo XX de Paco Llanes, que ensayaban en un lavadero de la calle Cocinas (hoy Arricruz) introdujeron también el bombo con sus platillos y la caja o "redoblante" que unido a sus conocidísimos "pitos" de caña, se han mantenido hasta nuestros días.
¡En Cádiz un Cuarteto no son 4!. Aquí un cuarteto está compuesto por tres, cuatro o cinco componentes. Se acompañarán obligatoriamente de pitos, pudiendo utilizar si lo desean instrumentos de ritmo cuando el tipo (disfraz) así lo requiera, y también acompañarse de otros instrumentos pero solamente en la presentación, el popurrí y el estribillo. Su repertorio suele estar compuesto de presentación, parodias, cuplés, con su respectivo estribillo y popurrí, aunque en los últimos años tienen mayor libertad de interpretación. Los cuplés lógicamente serán cantados y rimados.
Ya en el último tercio del siglo XIX se tiene constancia de que actuaban con frecuencia entre el numeroso público que se congregaba alrededor de las comparsas en carrozas o coros por las calles y plazas de nuestra ciudad, alternando con romanceros, dúos y cualquier grupo de máscaras.
Lo que no puede olvidarse si visita el Carnaval:
Un par de zapatos cómodos, un gorro o un antifaz, pito de caña, un vasito y vino "pa conviá", gafas de sol, alegría y a la calle a disfrutar.
Pues ven a Cádiz el domingo siguiente, el 8 de marzo para disfrutar del Carnaval Chiquito o también llamado "el de los jartibles" por algo será...