Cuando parecía que con la anterior –y a ratos muy entretenida- entrega de "Terminator" se dejaba descansar en paz a la franquicia, llega esta nueva entrega poniendo toda la carne en el asador. El regreso de Linda Hamilton y James Cameron –aunque sea solo como productor- aporta alicientes a una saga muerta por agotamiento, pero cualquier tiempo pasado fue mejor…
"Destino Oscuro" propone una vuelta a los orígenes, un loable intento de profundizar en las motivaciones de los personajes y aportar cierto empaque a una historia que no se deje engullir por los efectos visuales. En cierto modo lo consiguen, porque se tratan de manera coherente asuntos de relevancia en nuestra sociedad actual, pero no deja de ser un espejismo que desaparece cuando somos conscientes del recuerdo de las dos primeras entregas.
Este film aprueba si somos condescendientes con aquellos que tantas alegrías nos obsequiaron en los 80 y 90. Schwarzenegger resulta irresistiblemente entrañable y Linda Hamilton conserva toda la fuerza de antaño, pero no hay nada nuevo bajo el sol. Pero cuando el factor nostalgia se vuelve poco a poco en su contra, aparecen las mejores escenas de acción desde la segunda entrega. No podemos obviar que tras la cámara se encuentra Tim Miller, responsable de que "Deadpool" sea ya un clásico moderno, y se nota. La acción, bajo su batuta, se convierte en memorable, dinámica y apasionante, logrando remontar cualquier laguna argumental de este galimatías espacio-temporal en el que se ha convertido la saga.
Además posee un villano que funciona, por lo que podemos darnos por satisfechos. Sin embargo, esta nueva entrega no consigue dejar boquiabierto al espectador. La losa de las dos primeras entregas es un lastre demasiado pesado para esta y posibles futuras secuelas. Espero que esta sea la última, porque la próxima vez quizás no suene la flauta…
Andrés Martín
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