El Centro Cultural la Chanca alberga el CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL MAR, EL ATÚN Y LAS ALMADRABAS, exposiciones temporales así como conciertos, obras de teatro, actividades infantiles y otros espectáculos variados.
La Chanca es sin duda uno de los monumentos más emblemáticos de Conil, y sus imponentes muros perimetrales encierran una superficie de más de 7.500 m². La almadraba de Conil de la Frontera fue durante la baja Edad Media (siglos XIV y XV) y el Antiguo Régimen (siglos XVI al XVIII), junto con la de Zahara de los Atunes, una de las grandes almadrabas históricas, propiedad de la Casa Ducal de Medina Sidonia.
La Chanca de Conil fue construida a mediados del siglo XVI, si bien la actual construcción perece ser el resultado de intervenciones posteriores; su importancia radica en ser, en gran medida, el origen y desarrollo de la actual Conil de la Frontera, a través de la actividad que se desarrollaba en ella, relacionada con la elaboración y conservación del atún, y como recinto complementario para guardar las artes de pesca, barcas y material en las épocas en las que estaba desarmada la almadraba.
Como eje de desarrollo de la ciudad, generó un marco social en el que convivieron desde el señor, propietario de la almadraba; los burgueses comerciantes, pescadores y demás especialistas, hasta los más diversos personajes que se pudieran encontrar en esta zona, atraídos por la riqueza que generaba la pesca y el comercio del atún de almadraba.
Arquitectura
Su traza arquitectónica, concebida al exterior como un gran muro continuo y conformada casi como una manzana, y su situación, necesariamente cercana al mar y en su parte norte directamente vinculada con la Torre de Guzmán y la Plaza de Santa Catalina, han influido de modo determinante en el trazado urbano de Conil de la Frontera, constituyendo uno de los espacios más representativos de la villa.
La arquitectura de La Chanca posee una clara impronta militar al ser concebida para albergar una actividad considerada digna de protección, ella misma servía de muralla frente a posibles incursiones que se pudieran sufrir desde el mar.
La construcción es, fundamentalmente, a base de muros de mampostería de piedra ostionera revestida con enfoscados de cal. Puntualmente la fábrica es de sillares bien encuadrados, como en la 'Sala de Pertrechos' y en las roscas de los arcos. Los forjados y cubiertas son de madera, rematándose esta última con teja curva.
En general, lo que encontramos adosado a la cerca de su perímetro son naves cubiertas a una y dos aguas concebidas como espacios diáfanos y fáciles de articular, de sencilla y geométrica planta, con huecos de iluminación en secuencia y, en ocasión, con hileras de arcadas en su interior; lo que permitía elevar la altura de las naves además de compartimentar el espacio interior.
El conjunto se articula en torno a un gran patio cuadrangular dividido en dos por un muro con puerta central que, a juzgar por los planos del siglo XVIII, delimitaba las áreas destinadas a las manufacturas de salazón de aquellas que se reservaban como almacenes. El acceso al patio se realiza desde el exterior directamente a través de una gran puerta orientada a la playa, rematada con una espadaña donde se colocaba la campana para tocar los rebatos. Aquí es donde el muro toma la mayor altura y volumen de todo el recinto.
En el perímetro de la cerca del patio, se sitúan las siguientes dependencias: de frente, el 'Almacén de la Sal', interesante nave alargada cubierta por una fuerte bóveda de cañón rebajada y que descansa sobre unos muros gruesos; a derecha e izquierda, se hallan lo que parece la 'Cochera' y el 'Almacén de Madera', y la 'Sala de Pertrechos', respectivamente.
Entre el 'Almacén de la Sal' y las supuestas 'Cocheras' y el 'Almacén de la Madera', se sitúan también el antiguo Pajar y la Carnicería. Se trata de una edificación a dos plantas con escalera exterior de acceso a la superior, cuya cubierta consiste en un tejado a dos aguas rematado con tejas curvas.
El segundo patio (situación norte y oeste) es el dedicado a las labores propias de la manufactura del atún; es decir, al área de trabajo. Presenta un trazado más irregular que el anterior. Los restos que nos quedan de las antiguas construcciones son el sitio de la 'Enramadá' y una edificación posterior de la que se desconoce su verdadero uso.
La fábrica estuvo en funcionamiento hasta el siglo XIX y los almacenes fueron utilizados hasta los años 60 del siglo XX.
* Inscrita como 'Lugar de interés Etnológico' en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.