
El día 22 de marzo del año 2006, llevada por la atracción que sobre mí ejercen las casas en ruinas y por mera curiosidad, decidí acercarme a una casa de la ciudad que se acababa de derrumbar. Cuando llegué comprobé que en pie solo quedaban dos muros, el resto de la casa había desaparecido. Sin embargo había algo en aquellas dos paredes que llamó mi atención.