Nos contaba el diseñador industrial, Philippe StarcK, que “la ciudad no es una suma de piedras, sino una suma de individuos”. Para la joven pintora Rosana Sitcha, las ciudades son universos propios, con una fisonomía particular que ella intenta narrar mediante un proceso pictórico. A Rosana le interesan tanto las piedras, los edificios que forman la cara de la urbe, como los escaparates de sus establecimientos, las farolas, las señales de tráfico, el mobiliario urbano, los mares que las bañan, los automóviles… y, de manera especial, todos los habitantes que dinamizan el entorno ciudadano.