Todo el que conozca la carrera de Roland Emmerich, sabe de sobra lo que ofrece. A quien firma títulos como "Independence day", "Godzilla", "El día de mañana" o "2012" no se le puede pedir más que un gran espectáculo… pero nos lo ofrece a medias. No está en su mejor momento el otrora taquillero director y se nota.
"Midway" apuesta por la épica y el gran espectáculo sin reparar en la profundidad de los personajes. Cuando el público sigue manteniendo en su retina films como "Salvar al soldado Ryan", donde los desastres de la guerra adquieren un solemne protagonismo, llega el bueno de Roland para encargarse de que un conflicto bélico sea su particular parque de atracciones.
El hecho de que el film pueda considerarse coral perjudica el dramatismo de la historia, pero eso poco importa. Resulta imposible identificarse con los personajes que entran y salen de una historia donde lo que menos importa es que traspasen la pantalla.
Pero ya lo avisaba al principio. Pedir intensidad dramática a Emmerich es como pedirle peras al olmo, así que lo mejor es dejarse el cerebro en casa y disfrutar de un film a modo de simple videojuego. Solo así podremos vibrar con estupendas escenas de acción, con esos –por momentos- brillantes combates donde el director se maneja a la perfección.
Como puro fuego de artificio, el film funciona. Por lo tanto, un metraje algo más corto se hubiese agradecido y, de paso, nos ahorraría interminables momentos metidos con calzador propios de un cineasta de brocha gorda. Un film menor y olvidable, sin duda, solo para amantes de "fast food".
Andrés Martín
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